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LA CIUDAD “VEINTE-TREINTA”
MIRADAS A LOS ESPACIOS URBANOS DEL SIGLO XXI

Durante los últimos veinte años se han sucedido intensos periodos de expansión y crisis que han tenido evidentes reflejos en el territorio, acentuando la concentración de población en los espacios urbanos y afectando a sus estructuras, formas y paisajes. Los desequilibrios en los sistemas económicos, las desigualdades sociales, las epidemias y pandemias sanitarias, el cambio climático, la transformación de los modelos energéticos, los desastres naturales y los conflictos bélicos han configurado un nuevo escenario mundial en el que las ciudades adquieren cada vez mayor protagonismo. En la actualidad, asistimos a un tiempo de cambio definido por una profunda incertidumbre y los grandes desafíos que provoca la inestabilidad. El año 2020 ha supuesto sin duda un hito clave para reconsiderar la forma de vida en las ciudades y se ha iniciado un camino sin retorno hacia el objetivo de conformar nuevos espacios urbanos en el horizonte 2030.

La ciudad “veinte-treinta” se dibuja como una ciudad resiliente, una ciudad que está llamada a protagonizar una delicada reconversión, con el objetivo de proteger y mejorar la vida de sus habitantes. Pese a la realidad de áreas urbanas dispersas, fragmentadas y con límites difusos, persigue el modelo de la “ciudad de los veinte minutos”, como un entorno de proximidad accesible, sostenible y eficiente en el que sean posibles espacios urbanos más seguros, mejor planificados, más inclusivos, más permeables, más colaborativos, más conectados y, en definitiva, más habitables. Tales planteamientos implican sin duda un enorme reto y requieren un profundo análisis que haga posible una adecuada estrategia de actuación, que se identifica en las pautas definidas por Naciones Unidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, en las estrategias del Programa Making Cities Resilient 2030 o en la Agenda Urbana Española 2030.

La ordenación de estas nuevas áreas urbanas precisa nuevos métodos de planificación, gestión urbanística y políticas que aporten soluciones a los problemas provocados por los recientes procesos de urbanización masiva y reflexionen sobre el dilema compacidad-dispersión. Pero la ciudad del futuro demanda también considerar las nuevas relaciones sociales, los intercambios económicos y la transmisión del conocimiento y la información, así como incorporar nuevos sistemas de movilidad y conectividad, mediante redes que integren la comunicación de las personas y sus actividades. Igualmente, las nuevas ciudades demandan repensar el papel de la cultura y su interrelación con el turismo, la imagen urbana y la construcción de las identidades colectivas. Se manifiesta por supuesto con fuerza el desafío de la integración social y la búsqueda de la igualdad, corrigiendo los intensos procesos de segregación y los desequilibrios socioeconómicos de los modelos urbanos precedentes. Y todo ello se integra en ese concepto de una nueva ciudad sostenible; una ciudad que considere los problemas del cambio climático y apueste por la eficiencia energética y la mejora de las condiciones de vida de la población, como el reto global de la adaptación de los hábitats urbanos durante los próximos decenios y, en particular, en el tránsito de la actual década veinte-treinta.

En este contexto, existen multitud de incógnitas, pero hay también un enorme campo de oportunidades y posibilidades para las transformaciones urbanas, que son objeto de especial interés para el estudio de la Geografía Urbana actual. Este Coloquio plantea abrir un espacio para la reflexión sobre estas cuestiones, invitando a imaginar los espacios urbanos del comienzo del siglo XXI, con una mirada plural, mediante la riqueza que proporciona la diversidad de enfoques, propuestas analíticas, propuestas sobre políticas, conflictos, modelos y cualquier otro aspecto que converja en el marco de esta realidad urbana de transición.